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366 devotional readings that will unlock the secret power to Abiding In Christ

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Reimar A.C. Schultze

Llamado a la Obediencia Archivo

No somos llamados a vender puertas, sino casa enteras.

"Convierte Tu Dolor en una Perla"

“También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró” (Mateo 13:45-46).

            Antes de llamar su atención a esta parábola, considere las comparaciones que Jesús hizo con respeto al reino de los cielos:

                        El reino de los cielos es como el hombre que sembraba...

                        El reino de los cielos es como una semilla de mostaza...

                        El reino de los cielos es como la levadura...

                        El reino de los cielos es como las diez vírgenes...

                        El reino de los cielos es como un tesoro...

                        El reino de los cielos es como una red...

                        El reino de los cielos es como un mercader que busca buenas perlas...

            Estas comparaciones son tan diversas que pareciera que Jesús ve al reino de los cielos en toda cosa.  Y es cierto porque Jesús creó todas las cosas para su gloria y por esto reflejan su reino glorioso.  Toda la creación da testimonio de Dios y su reino.  Es maravilloso, ¿no?  Solo es Espíritu Santo puede revelar estas cosas.  Es decir, es Espíritu Santo tiene que revelar es secreto y misterio de su creación.

            La Biblia nos dice que Jesús predicó el evangelio del reino en todo lugar.  Piense en esto por un momento.  Algunas veces, la gente trató de detenerlo en su aldea, pero Jesús dijo, “Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios” (Lucas 4:43).  Jesús sentía la urgencia de su misión divina para predicar el evangelio por todo Israel.  Y todos los libros del mundo no podrían contener todo lo que dijo acerca del reino.

            De toda su creación el reino de los cielos es el elemento supremo.  Por falta de una descripción mejor, es su toque de excelencia, su obra maestra.  Cuando Jesús oró, sus primeras palabras fueron, “Venga tu reino,” porque quiso establecer su reino como la meta y posesión más importante del hombre.

            Aunque Jesús predicó el mensaje de su reino por todas partes, casi nadie en la Cristiandad los predica hoy.  Por esto, el reino de los cielos sigue siendo un reino perdido.  Jesús nunca predicó sobre el renacimiento.  El mensaje del renacimiento, aunque sea importante, nunca se menciona en los evangelios de Mateo, Marcos, y Lucas.  En el evangelio de Juan solo es mencionada una vez, en la conversación que Jesús tuvo con Nicodemo.  Aun así, Jesús nunca lo predicó.  El comisionó a los discípulos a predicar el evangelio del reino de los cielos (Lucas 9:2).

            La iglesia de hoy actúa como que el renacimiento se menciona en cada página de cada uno de los evangelios.  Actúa como que Jesús dio la orden que el mensaje se predicara en todo lugar.  La verdad es que el reino de los cielos es la verdad central del evangelio.

            Jesús dijo a Nicodemo, “El que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:3-5).  La iglesia de hoy ha puesto su enfoque en el renacimiento por medio de este versículo, pero ¿cómo puede el hombre renacido ver y entrar en el reino de los cielos si no es vivido, predicado, descrito, demostrado, y hecho visible al alma?  ¿Cómo puede uno entrar en un reino invisible?  El predicar el mensaje del renacimiento sin también predicar el mensaje del reino es como vender una puerta sin casa.  No somos llamados a vender puertas, sino a preparar hogares – lugares para la presencia, amor, y pureza de Dios.

            SI EL EVANGELIO DEL REINO NO ES PREDICADO NI VIVIDO, EL NUEVO CRISTIANO NO PUEDE CONOCER NI ENTRAR EN EL REINO. 

Esta es la razón por la cual la mayoría de los nuevos conversos mueren de hambre espiritual sin haber conocido ni experimentado el reino del cielo.  Nunca entran en ella.

            Cuando el Dr. E. Stanley Jones dijo, “La iglesia ha perdido el reino, “ identificó el problema más grande enfrentado por la Cristiandad.  En los evangelios, la palabra “iglesia” su usa tres veces, pero las frases “reino de los cielos” y “reino de Dios” se usan aproximadamente cien veces.  Sin el reino de los cielos, la iglesia queda sin espiritualidad porque solo en el reino hay justicia, paz, y gozo (Romanos 14:17).

            Si no capturamos de nuevo el evangelio del reino, las conversiones en nuestras iglesias están muertas, sin propósito ni esperanza.

            Cuando Jesús vino, trajo el reino de los cielos con él.  Hasta ese momento, el reino estuvo oculto a los judíos.  Jesús enseñó por medio de sus parábolas que todo lo que él ha creado posee un elemento de la verdad del reino.

            Considere ahora la parábola de la perla.

            Robert Morgan me ayudó a reconocer que el origen la perla es la clave para entender la parábola.  Todas las perlas sen encuentran en ostras.  Una perla se forma cuando un grano de arena entra por accidente en una ostra.  Este grano irrita al organismo y como resulta la ostra emite una sustancia llamada nácar.  En el nácar hay cristales que forman la perla cuando cubren el grano.  La clave es que algo bello y precioso es formado de algo que irritaba.

            En el mundo de la joyería hay muchas formas de perlas: peras, campanas, y gotas.  También hay una variedad de colores: blanco, negro, rosa, y crema.  Las ostras son pescadas y examinadas para ver si contienen una perla.

            El reino de los cielos es como un mercader que busca perlas espirituales.  Lo que el mercader busca en verdad es algo doloroso que se ha convertido en algo precioso en vez de amargura.  Todos los nacidos de nuevo están buscando perlas espirituales.

            La perla de gran precio es Jesús.

            Jesús sufrió dolor.  Fue perseguido.  Fue burlado.  Lo golpearon y clavaron a una cruz.  ¡Jesús sufrió dolor!  Sufrió dolor pero no fue ofendido.  Los hijos de Dios no se ofended (Salmos 119:165).  Los hijos de Dios sí sufren dolor al ser enfrentados por la iniquidad.  En la cruz, Jesús expresó su actitud hacia los que le ofendieron de esta forma, “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen.”  Jesús convirtió su dolor en una perla.  Cristo se hizo la perla de gran precio por medio del dolor.  “quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente” (I de Pedro 2:23).

            No hay nada en el mundo ni en el cielo mas precioso que el sufrimiento en la cruz convertido en una perla.

            Bueno, mi amigo, ¿que está haciendo usted con su dolor?  ¿Qué está haciendo con las irritaciones y las palabras injustas?  ¿Qué está haciendo con el dolor causado por el maltrato?

            ¿Qué estamos haciendo con el dolor?  ¿Estamos permitiendo que se conviertan en amargura?  ¿Estamos permitiendo que intervengan entre nosotros y nuestros hermanos en Cristo?  ¿O estamos convirtiendo el dolor en nácar?

            “También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró.”

            Puedes permitir que el dolor te siga irritando o puedes convertir tu dolor en una perla preciosa.

            Es imposible vivir esta vida sin sufrir dolor.  Todos hemos sido golpeados.  Algunas veces la culpa es nuestra.  Otras veces sufrir porque han habido mal entendimientos.

            Sí, usted ha sufrido dolor.  Talvez a manos de su esposo o esposa, o talvez a manos de su pastor.  El dolor es tanto una parte de la vida espiritual como el respirar es parte de la vida física.  No me refiero al ser ofendido, sino al dolor.

            El dolor es esencial para la creación de una perla.  No llore por su dolor y no culpe a los demás.  Mejor, conviértase en un creador de perlas.  De gracias a Dios por el dolor.  No hay ninguna otra forma de crear perlas sin dolor.  Necesitamos perlas en la iglesia porque de tal es el reino de los cielos.  El dolor se puede convertir en algo precioso si seguimos los pasos de Jesús.

            Ahora sabe el secreto de los santos.  Sus vidas no han sido fáciles.  Han llegado a ese punto en sus vidas espirituales porque han sabido convertir su dolor en perlas.  Quizás usted también podrá convertirse en una perla de gran precio.

            Por último, ese dolor, ese grano de arena que causa la perla queda siempre por dentro de la perla porque es un símbolo y recuerdo de la gracia de Dios y el poder de su reino.  Las llagas en el cuerpo de Jesús ilustran lo que significa la arena en la perla.  Fueron estas llagas que quedaron marcadas en su cuerpo por siempre.  No siguen doliendo, pero sí siguen enseñándonos de la gloria de la cruz y los secretos del reino de los cielos.

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