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366 devotional readings that will unlock the secret power to Abiding In Christ

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Reimar A.C. Schultze

Llamado a la Obediencia Archivo

"La Venida de Jesus"

¡Repasando los principios básicos!

A veces es necesario repasar de nuevo los principios básicos de nuestra fe.  Cuando algo va mal, el hombre sabio busca su error dentro de los principios básicos, pero el que le falta sabiduría lo busca en lugares improbables.

   Si mi carro no enciende, ¿no es lógico ver primero si tiene gasolina o si el motor está recibiendo corriente o si tiene suficiente aceite?  Estos son los elementos básicos del funcionamiento del carro.

   En el mundo espiritual, la desobediencia del cristiano es el resultado del descuido de uno de los cuatro principios básicos.  Un carro necesita gasolina, corriente, aceite, y aire para funcionar.  Así también el cristiano debe practicar la lectura bíblica, la oración diaria, ser testigo de Jesús, y obedecer la dirección del Espíritu Santo para vivar una vida victoriosa.  Sin estos principios, el motor cristiano no puede funcionar.  Es imposible desobedecer si usted practica estos principios.  Cuando algo va mal revise primero para ver si ha descuidado uno de ellos.

   ¿Qué tiene que ver la venida de Jesús con los principios básicos?  ¿Por qué vino a la tierra para ser golpeado, humillado y muerto en una cruz cruel?  ¿Cuáles son los principios básicos que motivaron este sacrificio?

   Si no entendemos la encarnación, la crucifixión, la resurrección, y la ascensión nosotros los hombres religiosos somos los más miserables.  Es preciso entender por qué vino Jesús a la tierra para poder alinearnos con el plan divino.

   El propósito primario de su venida nos fue declarado por el ángel Gabriel cuando le habló a José, “...y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mateo 1:21).

¡Salvos de Nuestros Pecados!

   La explicación de la venida de Jesús fue revelada poco después de su concepción.  El propósito no era darle una casa mejor ni conseguirle un esposo o esposa ni sanarle ni darle prosperidad ni ayudarle con su educación. Aunque él es capaz de hacer todo esto, su meta principal era salvarnos de nuestros pecados.

   ¿Cómo es que a pesar del mensaje claro de Gabriel nos confundimos acerca de su venida?  ¿No es cierto que la misión verdadera de Jesús muchas veces queda escondida por los quehaceres de la vida cotidiana?  Esperamos que nos ayude con nuestros problemas y que nos de nuestros deseos y así medimos su eficacia.

   Mientras se realizaba la encarnación, el ángel dijo, “...y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.”

   Entonces, el mensaje de la encarnación es la explicación de su venida.  La encarnación es uno de los eventos más poderoso que separa la cristiandad de las demás religiones.  Dios bajó del cielo, tomó un cuerpo humano, y vivió entro nosotros como hombre y Dios.  Murió y resucitó y ascendió de nuevo a su Padre mandando a los corazones de los creyentes su Espíritu Santo.  ¡Me encanta esta historia!  No ha ocurrido algo más grande o importante en la historia del mundo.  Y ésta es la clave: Jesús lo hizo todo para salvarnos del pecado, para librar al hombre del problema que lo había atormentado por milenios.  ¡Que maravilla!

   Recuerde que Jesús vino a la tierra durante el imperio romano que se estableció después del imperio griego.  En ese tiempo los romanos eran el poder militar y el resto de la influencia griega era la fuerza intelectual.  Por eso la lengua griega se hablaba por el imperio y no la lengua romana.  Para los griegos los dioses eran tan perfectos, tan inalcanzables, que no tomaron parte en la creación.  Creían que la creación, incluyendo al hombre, estaba tan contaminada que sus dioses dejaron esa responsabilidad a otros espíritus que estaban entre ellos y el hombre.  ¡Qué contraste fue el mensaje de Jesús a las creencias griegas!

   Considerando la imagen griega de un dios remoto y los hebreos que ni se atrevían a pronunciar su nombre ¿cómo le suenan a usted las palabras de Jesús cuando dijo que quería meterse en cuerpo humano para poder darnos poder sobre el pecado que nos atormentaba?  Dennis Kinlaw dijo, “El (Jesús, el segundo miembro de la trinidad) vino.  Se hizo uno de nosotros para ser uno con nosotros.  Hoy hay un humano en la trinidad – Jesucristo.  Dios se ha unido eternamente a su propia creación.”

   Hablamos anteriormente de la ayuda que Jesús no brinda con muchas situaciones en nuestras vidas, pero la razón verdadera es esta – salvarnos del pecado.  Es por medio de la venida maravillosa que hemos podido conocer a Dios el Padre como cariñoso, compasivo, y personal como nunca lo habíamos conocido antes.  Las palabras de Jesús a Felipe ejemplificaron la revelación de su naturaleza, “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre…” (Juan 14:9).

   Jesús vino a resolver el problema del pecado.  ¿Tiene usted un problema con el pecado?  Jesús vino a salvarnos.  ¿Es salvo?

   Una de las grandes herejías de nuestro tiempo es que muchos creen que Jesús no vino a librarnos del pecado, sino solamente a perdonarnos.  El mensaje que se predica hoy es de perdón y no de la libertad de que habló Gabriel.  Este problema empezó en el primer siglo cuando la iglesia romana creía que aún bajo el poder de la gracia se podía seguir pecando.  Por eso, Pablo escribió lo siguiente:

   “¿Qué, pues diremos?  ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?  En ninguna manera.  Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?...sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.  Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado” (Romanos 6:1-2, 6-7).

   ¿Por qué vino Jesús?  “…a fin de que no sirvamos más al pecado.”  ¿Le parece similar a la proclamación del ángel en Mateo?

¿Siervos del Pecado o de Jesús?

   Hacemos demasiado enfoque en el perdón y nunca nos libramos del pecado.  Con tal que sigamos permitiendo el pecado en nuestras vidas, seguimos siendo siervos del pecado y no de Jesús.  Su justicia no morará en ningún corazón siervo al pecado.

   Nosotros escogemos nuestro amo y le obedecemos.  Si usted escoge trabajar para McDonald’s, se somete a las reglas de la compañía y la sirves limpiando y cocinando como ella lo requiere.  Pablo dice, “¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?”  (Romanos 6:16).

   Debemos tomar dos decisiones esenciales para vivir con Jesús.  Primero, debemos nacer de nuevo.  Pero la segunda es de igual importancia.  Debemos morir al pecado para nunca volver a él.  ¡Debemos someternos al dominio de Jesús!  Una vez hecha esta decisión el poder de Dios es activo en nosotros.  Gracias a Dios, los cristianos romanos tomaron esta decisión y Pabló los explica en el siguiente verso, “Pero gracias a Dios, que aunque ERAIS esclavos del pecado, HABÉIS OBEDECIDO de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados” (v. 17, énfasis añadido).

   Fue esta decisión que aseguró la posición de la congregación romana en la historia divina.  Son pocas las congregaciones de la historia que se recuerdan porque la mayoría sufrieron división, desacuerdo, y carnalidad.  La congregación romana fue diferente porque abandonaron el pecado.  Tenía fe que Jesús la podía librar.  Pablo habla también de su fe, “Primeramente doy gracias a mi Dios mediante Jesucristo con respecto a todos vosotros, de que vuestra fe se divulga por todo el mundo” (Romanos 1:8).  Los romanos entendieron el significado de la venida de Jesús.  “él salvará a su pueblo de sus pecados.”

   Tomaron para ellos mismos el poder que Jesús demostró en el Calvario y en la tumba vacía.  ¡Gloria a Dios!  Se encuentra en Romanos 6:10 una expresión bella de este poder: “Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive.”

   En la cruz Jesús terminó su asociación con el pecado.  Había dejado la gloria del cielo para venir a ser uno de nosotros.  Sufrió nuestra tentación, pero en la cruz la abandonó por siempre para volver a comunión perfecta con su Padre.

   Pero el verso más impactante es este: “Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro” (v. 11).

   Lea otra vez las primeras palabras “Así también…”  Es decir, además de haber nacido de nuevo debe romper una vez por todas su relación con el pecado.  No lo vuelve a tocar y empiece a vivir en comunión perfecta con Dios.  Amigo mío, ésta es la razón por la cual vino Jesús.  Una vez que haya tomado esta decisión, ya no tienen importancia en esta vida sus otras necesidades o deseos.

   Entonces el versículo popular Romanos 6:23, “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro,” no fue escrita tanto para los inconversos que para los creyentes que continúan pecando.  ¡La paga de muerte se aplica a ellos también!

   Hemos repasado los principios básicos de la doctrina de salvación.  Si estamos en error en cuanto a esto, también tendremos problemas en otras partes de nuestra fe.  Así que Cristo te ha salvado y librado – vaya y no peque jamás.

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